DESDE MI TRINCHERA
Estoy en mi trinchera,
trinchera del alma,
solo,
esperando,
veo ráfagas,
ráfagas de disparos que pasan,
disparos de pensamientos,
pensamientos como lluvias de octubre,
incesantes,
inocentes,
hirientes,
así son,
son el debate,
el debate del combate,
combate entre el bien y el mal,
entre lo divino y lo absurdamente mundano,
mundano e inhumano,
la lucha sin campamentos,
la lluvia cesa,
me levanto,
asomo para ver,
luego,
miles de proyectiles hacia mi,
me tiro,
caigo,
no fui herido,
caigo por protección,
el fango,
fago de fría soledad,
me levanto,
cargo mi fusil,
cargado,
disparo para ahuyentar al enemigo,
solo consigo su furia,
furia que desata con una nueva ráfaga,
estoy a punto de rendirme,
y escucho una voz,
es su voz,
esta en peligro,
salen fuerzas sobrenaturales de mi ser,
mi vida,
mi vida llega,
veo al enemigo a los ojos,
con su fuerza veo al enemigo por encima del hombro,
su fuerza,
tal rugido de león,
pero tan dulce,
dulce pero rigurosa,
me llena,
venga conmigo,
ella viene,
y yo soy un combatiente,
de izquierda,
veterano,
miles de años han pasado después de la guerra,
el letargo de mi vida llega,
tome mi mano,
y juntos,
luego de finalizadas nuestras vidas,
consumidas por el añejo tiempo,
añejo consumidor,
caminemos caminando hasta allá,
la luz, hasta xibalbá,
hasta el final,
juntos,
hacía la luz
por siempre…
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